Evaluar la Eficacia de Tratamientos: Permite determinar si ciertos fármacos, compuestos o condiciones ambientales inhiben efectivamente al virus, lo que es crucial para el desarrollo de terapias y estrategias de mitigación. Optimizar Protocolos de Desinfección: Facilita la validación de métodos de desinfección y limpieza, asegurando que sean capaces de inactivar el virus en distintas condiciones. Reducir la Propagación del Virus: Al identificar sustancias o condiciones que inactivan al virus, se pueden implementar medidas para reducir su propagación en entornos específicos. Contribuir a la Seguridad Pública y Sanitaria: Mejora la capacidad de respuesta ante brotes al proporcionar información crucial sobre cómo manejar situaciones en las que el virus podría estar expuesto a potenciales inhibidores. Apoyar la Investigación Científica: Proporciona datos fundamentales para la investigación sobre la resistencia del virus a distintas condiciones y su adaptabilidad, lo cual es esencial para el desarrollo de vacunas y nuevas terapias. Personalizar Tratamientos: Permite adaptar tratamientos a las características específicas del paciente, aumentando la eficacia terapéutica al tener en cuenta la interacción entre el virus y sustancias inhibitorias. Esta capacidad es clave para avanzar en la lucha contra el SARS-CoV-2 y otras posibles pandemias, mejorando tanto la prevención como el tratamiento del virus.