Por:
Juan Sebastián Osorio
Estamos viviendo un mundo de grandes cambios que suceden a una velocidad absurdamente rápida. Colombia ha asumido el reto de subirse al bus de la innovación y para ello ha construido bases importantes para el desarrollo, entre ellas la fundamentación jurídica y conceptual del uso estratégico de los datos como herramienta indispensable para el fortalecimiento del proceso de toma de decisiones. Metodologías, estrategias y herramientas han sido construidas, pero aún quedan varias preguntas por resolver al respecto.
Con el crecimiento exponencial en la masa de datos a nivel mundial, el uso estratégico de los mismos deja de ser un llamado a la competitividad y mas bien se convierte en una necesidad inevitable para el desarrollo económico.
Colombia se ha convertido en uno de los ejes de desarrollo en este sentido a nivel latinoamericano. Primero con la promulgación de la ley 1712 de 2014 en la que se ofrece una definición expedita de los datos abiertos, y luego con la creación de la Comisión ODS en 2015, con la que el país se sitúa como pionera en la promoción de políticas públicas para el desarrollo sostenible; alzando la voz para pedir concentrar esfuerzos en la medición de avances en materia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). De esta manera, la solicitud por el diseño y uso de metodologías para la captura de información, viene siendo la piedra angular para comenzar la construcción de un esquema que ayude a enfrentar este gran reto. Del mismo modo, el documento CONPES 3920 hace eco con la configuración de la Política Nacional de Explotación de Datos BIG DATA, en el año 2018 y la propuesta de “…definir un marco jurídico e institucional que maximice la obtención de beneficios del aprovechamiento de datos, permita la cooperación entre los sectores público y privado y, al mismo tiempo, refuerce la protección de los derechos de los ciudadanos en el contexto de la creciente transformación de la vida diaria en datos digitales cuantificables y procesables“.
En este sentido, es claro que se tienen identificados la necesidad, los retos, los objetivos y un horizonte para la estrategia de datos del país en una comunicación sin fricción entre el sector público y el sector privado. No obstante, es preciso extender la estrategia hacia una democratización de la información, en la que los productores de la misma tengan una participación activa en la captura, el procesamiento y la integración de la data en los procesos de toma de decisiones; para eso, es imperativo inyectar de forma medular en la cultura, todo lo relacionado con conceptos y ventajas del uso de la data.
El ecosistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTei) no puede y no se permite ser ajeno a esta estrategia, motivo por el cual el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCiencias), ha venido adelantando actividades para la recolección y el tratamiento de data a partir de datos de diferentes tipos, cuyos resultados pueden visualizarse en la plataforma de La Ciencia en Cifras[1]. Los datos estructurados (formatos predefinidos como las hojas de cálculo) siguen siendo la fuente más adecuada para el tratamiento de información debido a su fácil manipulación; sin embargo, aún existe una gran brecha en el uso de datos semiestructurados (formatos XLM o XTML) y no estructurados (Información de correos electrónicos, fotografías y/o videos), en orden a la complejidad para su transformación. En este último aspecto, la participación de las entidades del ecosistema se convierte en un factor estratégico para el desarrollo de herramientas.
En suma, la información sobre el ecosistema I+D+i descansa en el comportamiento y las actividades ejecutadas por los mismos usuarios: investigadores, estudiantes, unidades de I+D+i, OTRI, entre otras, cuya comunicación con el ecosistema sucede a través de las entidades gestoras de innovación del país. De este modo, se requiere una articulación entre las entidades o hubs del ecosistema CTei y MinCiencias para financiar y construir herramientas que permitan la captura de toda la información del ecosistema, que entreguen alertas tempranas y datos importantes para adelantar estudios a través de la Ciencia de Datos, con miras al desarrollo integrado del mismo ecosistema.
No es iluso entonces imaginar actividades cooperativas e integradas, en las que el compromiso de todas las instituciones del ecosistema, se aúne para construir las herramientas necesarias para fortalecer la estrategia de datos, que más allá de generar competencia entre ellas, impulsarían el desarrollo de los proyectos de I+D+i a través del análisis estadístico de la información arrojada por los usuarios. Sería como suministrar acueducto desde un lago construido por todos, en lugar de seguir cavando cada uno sus propios posos, para con suerte encontrar su propio, pero limitado suministro.
Conclusión
El uso estratégico de la data es una necesidad y Colombia ya tiene las bases jurídicas para el fomento de la economía de la información. La democratización de los datos se configura como un reto para hacer de los procesos de captura y transformación de la información un organismo vivo autosostenible que provea soluciones a los problemas de los mismos usuarios, y en este sentido, las instituciones articuladoras del ecosistema I+D+i se convierten, inexorablemente, en los protagonistas de la construcción de la estrategia de datos para el mismo ecosistema.